Cuando
estamos pensando en la forma de rentabilizar nuestros ahorros nos vemos en la
difícil situación de tener que decidirnos entre toda una diversidad de títulos
que el mercado pone a nuestra disposición. Para no llevarnos disgustos es
necesaria la adquisición de unos conocimientos teóricos mínimos, o bien, la
ayuda de un consultor experto en el tema.
Una
de las múltiples formas de reducir el riesgo es no asumirlo de manera
individual. Esto se puede conseguir mediante la participación en una Institución de Inversión Colectiva.
Estas instituciones permiten acercar al pequeño inversor a una serie de activos
a los que es muy difícil acceder de forma individual debido a su elevado coste.
Pongamos
un ejemplo. ¿Quién no ha pensado alguna vez en comprar un piso en frente de la
universidad en la que estudio? Podríamos alquilarlo a un grupo de estudiantes y
de ese modo la hipoteca se pagaría sola y obtendremos unos ingresos extra sin
mover un dedo. Además, todos nos acordamos perfectamente de que nuestro campus
se llenaba todos los años de jóvenes que venían de lejos para cursar sus
estudios y necesitaban un lugar en el que alojarse a buen precio y cerca de su
facultad. Eso significa que nunca nos faltara demanda.
Vale más hacer la cosa más insignificante del mundo que estar media hora sin hacer nada. GOETHE
Dejando
de lado otros pormenores que obviamente habría que analizar, podríamos
calificarlo como un buen negocio. ¿Cuál es el problema? Pues del de siempre, es
decir, la financiación. O bien el banco nos negara la hipoteca, o bien nos la
concederá pero no nos podemos permitir los gastos iniciales, etc.
Las
IIC nos resuelven el problema de los elevados costes iniciales de acceso al
mercado inmobiliario y a otros muchos como la deuda de mercados emergentes o la
renta variable de pequeñas compañías. Por dar una definición formal, podemos
decir que las IIC son instituciones cuya finalidad es la obtención de fondos
para su posterior inversión en activos, ya sean financieros o no, estableciendo
el rendimiento del inversor en función de los resultados colectivos.
Las
IIC se dividen en dos grupos:
· Sociedades: Adoptan de forma de sociedad anónima para
el desempeño de la actividad comercial que acabamos de describir.
· Fondos de Inversión: Patrimonios separados que pertenecen a
muchos inversores.
La
diferencia entre ambos reside básicamente en la personalidad jurídica.
Por
lo tanto, el patrimonio de un fondo de inversión se crea mediante las
aportaciones de los ahorradores. Dicho patrimonio se divide en partes
proporcionales llamadas participaciones.
Quien adquiere dichas participaciones pasa a poseer una serie de derechos y
beneficios. Entre otros, está el de estar informado periódicamente sobre la
situación del fondo.
Como podéis ver, la existencia de los fondos nos deja prácticamente sin argumentos
para no huir definitivamente de la renta fija que tan poca rentabilidad nos
aporta. En los tiempos que corren, el no tener
nuestros ahorros trabajando de forma continua es una insensatez. Esa es
precisamente (según muchos autores) la diferencia entre el rico y el pobre. El
pobre trabaja por dinero. El rico tiene dinero que trabaja por él.
Realmente,
cuando se supera cierto nivel de formación financiera se acaba creando un
cierto sentido de animadversión hacia las IIC. La mayoría de inversores
expertos no soportan la idea de que otra persona decida en que dirección debe
ir su dinero. Esto significa que toda decisión relacionada con nuestros ahorros
debe reducirse a dos opciones.
- O bien, estar bien formado.
- O bien, estar bien asesorado.
En
mi opinión, ambas opciones pueden desembocar en importantes rentabilidades para
el futuro.
Y
vosotros, ¿Cuál elegís? Si habéis elegido la primera, os invito a dar un paseo
por nuestra librería y elegir alguna de las obras que allí expongo. Os
garantizo que no hay nada mejor que un buen libro cuyo autor sepa cautivar al
lector sin usar aburridos términos financieros para empezar o mejorar nuestra
formación financiera.
Si
pensáis que en vuestra vida hay cosas más importantes en las que centrar
vuestra atención y por ello habéis elegido la segunda, entonces quizás os
interese echar un ojo a nuestro ranking de fondos y observar las rentabilidades
obtenidas en los últimos años. Creedme cuando os digo que no os dejara
indiferentes.
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